No
sé si es mi vista la que está mala o realmente las personas están borrosas,
camino por el terminal y un olor dulce, muy familiar, me lleva a la pequeña
ventana que todos parecen (o quieren) ignorar… hay un papel escrito a mano
pegado en la pared, pero no me doy el tiempo de leerlo… la persona detrás del
vidrio me llama por mi nombre y dice que me apresure que esperan por mí, subo
en el autobús, las personas siguen borrosas pero sus miradas se cruzan con la
mía, estaré borroso para ellos también?... mi puesto da a la ventana: “que
suerte tengo!”, pienso; hasta que me doy cuenta que todos dan a ventanas,
incluso los que están hacia el pasillo… leo para escapar de la realidad y
escribo para escapar de la fantasía… le pregunto a una joven a dónde vamos… y responde
que adonde yo quiera… le pregunto a dónde va ella, y simplemente responde que
adonde ella quiera ir… una música muy fuerte ya no me deja hablar, además no quiero
molestarla mas… me parece conocida.
El
autobús hace rato que está en marcha y no me había dado cuenta, me quedo a
contemplar el paisaje… todo es verde y claro, menos las personas… qué efecto
óptico extraño produce que la velocidad haga difuminar solamente a las
personas? El paisaje se ve perfecto…
Hacemos una parada, me molesta un poco, no se a dónde voy, pero no quiero llegar tarde… me dispongo a levantarme y alguien me dice que no lo haga, que no es mi parada… la voz es conocida.
Duermo un rato y sueño con la realidad…
Al despertar me doy cuenta que estamos parados nuevamente, me levanto rápidamente, es mi parada… cómo lo sé?… Al bajar encuentro un camino que me lleva hasta un lugar que conozco muy bien pero en el que nunca he estado, reconozco las personas que nunca he visto, en este pueblo tan familiar que nunca había visitado… lugares a los que llegas con la velocidad del pensamiento… cuando estoy muy cerca de la puerta que me espera, un olor dulce, muy familiar, me lleva a una pequeña ventana que todos parecen (o quieren) ignorar… ésta vez tiene un pequeño cartel que decido leer (mientras la persona detrás del vidrio me llama por mi nombre y me dice que me apresure que esperan por mi)…
Hacemos una parada, me molesta un poco, no se a dónde voy, pero no quiero llegar tarde… me dispongo a levantarme y alguien me dice que no lo haga, que no es mi parada… la voz es conocida.
Duermo un rato y sueño con la realidad…
Al despertar me doy cuenta que estamos parados nuevamente, me levanto rápidamente, es mi parada… cómo lo sé?… Al bajar encuentro un camino que me lleva hasta un lugar que conozco muy bien pero en el que nunca he estado, reconozco las personas que nunca he visto, en este pueblo tan familiar que nunca había visitado… lugares a los que llegas con la velocidad del pensamiento… cuando estoy muy cerca de la puerta que me espera, un olor dulce, muy familiar, me lleva a una pequeña ventana que todos parecen (o quieren) ignorar… ésta vez tiene un pequeño cartel que decido leer (mientras la persona detrás del vidrio me llama por mi nombre y me dice que me apresure que esperan por mi)…
El cartelito dice: “Vendo pasajes a lugares reales”