viernes, 10 de febrero de 2017

Abstracto


Antes he soñado que escribía algo muy triste, algo de "miradas color bosque, tierra, mar y noche", algo que intentaba decir; que hay miradas que describen mejor que cualquier palabra y otras tras las cuales no hace falta saludar. 

Escribía algo de la tuya, de cómo me mirabas antes, de cómo a veces me llegaste a mirar luego. Algo de la suya, de aquel brillo después de tanto reír. De las pupilas dilatadas y la boca cerrada por si escapa alguna palabra y rompía aquel lenguaje tan perfecto. Luego ha venido la parte triste, triste de verdad, cuando he despertado y lo único en lo que pensaba era en ese tipo de miradas de cuando no quieres ni mover un sólo músculo porque sabes que si lo haces, la próxima vez que mires no encontrarás lo mismo.

“Eso no es una mirada, es una muerte" - me ha dicho.

No sé... Me dicen que hay fútbol por la tele, el día lleva triste una semana y mis vecinos no paran de gritar.

Ojalá no entiendas de lo que hablo... te quiero.

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