viernes, 8 de agosto de 2025

Despedidas


 

Una copa de vino. La misma que roza tus labios que, hace unos minutos, humedeciste tú con tus últimos besos.


Por eso, odio las despedidas...


Porque no es sólo tu presencia, sino lo que consigues hacer con ella. No es sólo por tu materia, sino porque conviertes en real todo tu potencial. Porque consigues que mi sano juicio conozca la bipolaridad que siempre acuso de insana. Porque pones patas arriba mi mundo y me conviertes en la persona más feliz en él.


Por eso, odio las despedidas...


Porque me estrechas entre tus brazos y se desploma mi alma. Porque es un abrazo que despedaza mis esperanzas, que aniquila mi paciencia, que perturba la incertidumbre y la calma que me induces cuando estás.


Odio no saber cómo voy a sentirme la próxima vez que te vayas. Odio echarte de menos cuando aún estamos juntos. Odio sentir que te necesito tanto que desequilibras la parte más sana e independiente de mí. Odio tanto que te vayas... que descubro que eres la mujer que más he amado.


Me besas como si fuera el último de nuestras vidas. Me abrazas como si me protegieras de la peor catástrofe del mundo. Me miras como si invadiendo mi alma consiguieras que, una parte de ti, se quedase en mi durante tu ausencia. Odio tanto que te vayas...


Odio tanto que te vayas... que descubro que no es que odie las despedidas, sino que lo que más odio... es que sea la nuestra.


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