martes, 29 de marzo de 2016

Cita en la esquina

Es un día gris, igual que ayer. El viento sopla y vuela la sonrisa de la gente, algunos pisan descuidadamente los charcos sin detenerse a contemplar el saldo de la lluvia. Pasan sin mirarse, esquivándose mutuamente, vestidos con abrigo o con atuendos de invierno.

Ella estaba allí. Tenía el cuerpo helado pero no sentía frío. Hace mucho que el sol ni sus rayos dorados se le acercan, parece que ya nadie se interesa en los cambios, ni en la añoranza, a las épocas de verano.

Compro café caliente en el puesto de comida rápida. Extrañamente, no recuerdo el olor de ese líquido oscuro, dulce y amargo. Su sabor no vibra, curiosamente, en mi lengua ni en mi garganta, raramente, seca.

En la esquina la mujer observa ansiosamente la intersección de las calles apoyándose en el semáforo. No tiene su ropa, su figura, ni sus joyas, es una ladrona de imagen, grito pero nadie me escucha, nadie me atiende. Esa mujer era ella, porque busca con los ojos lo que yo estoy esperando, ella mira de reojo a la gente que cruza, los muchachos reunidos en esa esquina bromeando. Desentendida, distraída, descubre la hora del reloj, se le ha hecho tarde y se aleja sin cautela, ajena al destino ambulante, ajena al tiempo y a los accidentes.

Me duele el cuerpo, pero no identifico de dónde proviene este dolor, imagino que de muy adentro. Quiero volver a mi casa, necesito llegar a mi casa, estoy algo mareado. Subo las escalas y cuando consigo abrir la puerta, me encuentro con un escenario desconocido, tan vacío y sordo como el Universo; mi hogar es un retrato viejo y amarillento. ¿Qué mierda pasa?, pregunto, si yo soy fuego y ella agua, yo respiro de la tierra y siembro recuerdos en el aire. ¿Qué mierda sucede? Estoy confundido.

Quien no llegó a la cita me ha cerrado la puerta, indiferente a mi presencia intangible, no sabe que la he abierto yo. 

- “Levanta el espíritu del suelo, aprovecha que no te ve”; me digo.

Mejor vuelvo a la esquina y la esperaré como acordamos, sintiéndome vivo aunque ya esté muerto.

(Escrita el 25 de mayo de 2008)

No hay comentarios: