Pero bien dicen que no se puede tapar el sol con un dedo,
igual no se puede tapar un recuerdo con un sueño en vigilia… Lo del “clavo
sacado” no funciona tampoco con la memoria…
El día que nos vimos por última vez, cuando nos despedimos…
y cerramos unos puntos suspensivos que tenían una década flotando en el aire…
me dijiste que te ibas a convertir en un “lugar sagrado” y te respondí con un
“ni de vaina!” en ese mismo momento sabías que era una gran mentira, el escape
del dolor de un largo sueño interrumpido…
También me dijiste que yo siempre te iba a amar… a pesar de mis negativas sinceras supiste ver
a través de mi (como siempre) y algo que adoraba lo odié por un instante… pero
como dice la canción “tan solo se odia lo querido”… Puta sabiduría popular!
Pero hasta hace pocas horas eras un recuerdo superado… algo
que, simplemente, fue importante solo para mí… un error que trascendió las
arenas del tiempo y del olvido, las caricias ajenas y las historias escritas
con otros colores… pero no era así…
Una botella de vino y una canción me demostraron mi error…
La música me hizo regresar en la memoria, de la mente y de la piel.. como en un
viaje astral del tiempo…
Volví a sentirte, volví a tus besos de esa madrugada de un 2
de noviembre que parecía tan lejano, borroso y tachado… pero el Photoshop de la
memoria retocó esas imágenes para dejarlas con calidad digital de alta
resolución… volví a extrañarte, pero ahora sin heridas que no dejan de sangrar,
a pesar de mi anticoagulación usualmente pesimista… pude reconciliarme con tu
recuerdo y la música dejó de doler…
Hace unos meses te dije que no iba a permitir que
secuestraras mi (nuestra) canción, y por este tiempo lo hice… volví a hacer
mías las melodías de esa maravillosa canción… pero era una belleza efímera, sin
propósito, sin peligro, sin retos; sin esencia… hoy descubrí que el verdadero
“secuestro” fue sacarte de esas notas, y me reconcilié con ese lugar sagrado,
que tantas veces disfruté y re visité en esos largos años que no estuviste, pero
que nunca te fuiste… Volví a viajar a tu lado, volví a escuchar tu voz ronca
reír ante alguna de mis locuras, volví a verte con el cabello alborotado encima
de mí, percibí tus sabores y olores como lo hice tantas veces… y, más
importante, volvía a sentir nuestra música, esa que cuesta tanto conseguir con
quien compartir (tú lo sabes)… tenías razón ese domingo en la mañana cuando nos
despedimos… sigues viendo a través de mi…
Hoy ha sido un día plagado de epifanías y tú eres (como siempre lo has sido) una de ellas… Por eso estas palabras, que sé que no leerás…
“But I find it hard to express the way I feel about you.
Without getting involved in the old clichés”
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