lunes, 9 de mayo de 2016

La chica que escribía poemas sentada al lado de un río


- "No lo lograrás!"- le susurraba el río mientras ella meditaba.

Siempre pensó que el sitio la inspiraba... el aire puro, las gotas que salpicaban, la sombra de los árboles, el sonido del agua, el silencio... la soledad... había un ambiente mágico que la hacía entrar en una especie de trance en la que escribía los más bellos versos... pensaba que era ella quien los escribía...

A veces incluso se quitaba toda la ropa y comulgaba con la naturaleza, su única compañía eran los cantos de las aves y el murmullo del río... cuando se bañaba en sus aguas, a pesar de las bajas temperaturas de la misma, sentía calor, como si miles de brazos la arroparan y acariciaran... cerraba los ojos y podía ver los dedos líquidos dibujando paisajes en su cuerpo... en ocasiones le escribían frases de amor, las cuales trasladaba a su cuaderno y las convertía en poesía...

Melodías naturales de amor verdadero... sentimientos vegetales que flotaban en las hojas llevadas por la corriente... el río la amaba... y siempre se lo decía... ella lo percibía, pero creía que se escuchaba a si misma...

Esperaba impaciente el día de la visita de la chica… se vestía con sus mejores colores… procuraba que las flores estuvieran más vivas que nunca… y componía las mejores melodías que producía su imaginación…

Llegó el día en que ella brillaba con luz propia… el río lo notó… estaba radiante, pero no era la misma… algo había cambiado… estaba enamorada… y lo gritó… lo gritó al día, a la naturaleza, a Dios, al agua, a la tierra… en fin, al universo…

Se quitó la ropa y se sentó en el mismo sitio donde lo hacía siempre… buscaba inspiración para crearle una poesía a sus sentimientos, lo que sentía en su corazón… cerró los ojos… quería describir lo que vivía su alma, para así descubrir la forma de llegarle al amor definitivo…

- "No lo lograrás!"- le susurró el río mientras era meditaba.

No se dio cuenta cuando las aguas empezaron a subir… la corriente se hacía más y más fuerte… ella sonreía absorta bajo el influjo hipnótico de la música que producía un instrumento invisible, creado por miles de teclas de piano con forma de gotas transparentes…

Al final del día el ambiente era más acogedor que de costumbre… había magia, amor y deseo en el aire… aroma a duraznos… cantos inspirados de aves… mariposas que creaban frescos abstractos con el óleo de la luz que se colaba entre las ramas… un lápiz olvidado en un roca… unas hojas de papel que flotaban en el agua… no había nadie a la vista… pero el río estaba feliz… 

para siempre…

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