Siempre me había sentido el
"patito feo" de la clase. Siempre sufrí de inseguridad. Hasta hace
poco que una ruptura horrible, fue el desencadenante de una serie de eventos
que me han hecho darme cuentas de las cosas como son en realidad. Gracias a
Dios.
Así que aquella "chica del
montón" que se interesó por mí me abrió los ojos a que yo podía ser
querido y amado, que podía ser merecedor de una familia. Me dejé llevar, blindé
aquella relación por miedo a perderla, y pasé años pensando que
aquel era el único e irrepetible "amor de mi vida".
Por supuesto, no lo fue.
Aquella chica no sólo no fue el verdadero Amor, sino que posteriormente, y en
muy poco tiempo, han llegado a mi vida otros amores, otras mujeres, otros
idilios, otras situaciones buenas y malas que me han hecho ver lo poquísimo que
me he querido.
En ese proceso de búsqueda, de
intentar dar con el Amor de mi vida, me vi solo y "ninguneado",
rechazado por aquella mujer y arrojado a la soledad. Allí me he encontrado
conmigo mismo, que era de lo que siempre había querido huir porque no me
quería.
Había pasado tanto tiempo
culpándome por cómo era, por mi físico, mi voz, mi risa, mis aficiones, por
todo, que cuando quedé en soledad y no hubo alguien ratificando que yo valía la
pena, no tuve más remedio que aprender yo mismo a emitir esos juicios.
Tuve que aprender a quererme,
sin esperar a que viniera nadie a decírmelo. Y, les aseguro, fue muy duro,
porque jamás lo había hecho. Jamás me había sentido bien conmigo hasta que
apareció ella, y al perderla me sentí miserable, loco y solo, lleno de rabia,
de dolor, de angustia, de desesperación, sin saber si vengarme, si derrotarme,
si exigirle algo o si romper por completo con mi vida.
Decidí, y eso de lo que hablo, romper
con mi vida, es decir, pasar tiempo creando una nueva vida conmigo mismo,
descubrir nuevos sitios, nueva gente, emplear mi cabeza en crear nuevos
modelos.
Y, entonces, se hizo esa luz en
mi, esa luz que todos buscamos tras la ruptura y que, por supuesto, todos
encontraremos en su momento.
Se los dice alguien que se
sintió feo e inseguro, y que no era valorado por absolutamente nadie (algo en
lo que estaba completamente equivocado). Pero sólo cuando comencé a sentirme
bien conmigo aparecieron personas (algunas ya conocidas de hace muchos años y
otras nuevas) que respondían a ese bienestar que yo mismo generaba para mi.
"He encontrado el
equilibrio en el desequilibrio" y acercarme a Dios, y descubrir que
siempre ha estado, está y estará a mi lado, ha sido primordial para mi
evolución.
Miles de bendiciones para
todos.
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