domingo, 6 de enero de 2019

Vicio...

A veces parece un vicio el no querer dormir, otras veces es inevitable. Cuando tu abdomen tiembla de la impotencia y tu mano escribe lo más rápido que puede las ideas que tu mente vomita por la rabia y por la desesperación de sentirse insatisfecho con la imagen que te regresó el espejo, cómofuequellegamosaterminarasí. Respira, cómo fue, el desorden de los días, las mañanas perdidas en quién sabe que nube o tras cual falda, las derrotas anunciadas en versos de Vallejo, o el simple hecho de saberse perdido en un laberinto de mil y unas noches...

¿Qué coño hago?

¿Cómo arreglo esto.

Respira...

Busca soluciones... es un circulo vicioso; te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma guerra contra las sabanas todas las mañanas, no tomas un buen desayuno, viajas en un estado deplorable, hambriento y lento, respira, llegas tarde (otra vez) y ya es la tercera falta seguida, entonces te amenazan, te hacen firmar memorándums al por mayor, te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma guerra, etc. etc. etc.

Y si quieres un consuelo, te ahogas en cerveza, escuchas tus discos favoritos, esos que no sirven para nada más que ponerte peor, tratas de llegar ebrio a casa... Así que vas por ahí esperando que se te pase un poco la borrachera o que se disipe tu mente, hasta que te olvidas de las avenidas, o de los atajos, y saltan dos sombras del callejón más cercano y se llevan el celular que aún no terminas de pagar, respira, ya pasó, y se llevaron también la billetera, pero por lo menos no te mataron.

El grandísimo coño de la madre, al día siguiente se le ocurre a tu jefe abrazarte efusivamente buscando devolverte la motivación que tenías hace algunos meses y siente toda la marca que dejó el alcohol en tu cuerpo, y tu mujer se ha ido para siempre otra vez...

Y en la noche - maldita sea la noche - una mano blanca, de mujer, se posó en tus rodillas y entregó su boca como un escape, como una salida y las copas fluyeron, pero hasta antes de las 12 mejor, que mañana no puedes llegar tarde de nuevo...

Lo mejor sería tomar un taxi para ver si la prisa llama al sueño, y esa puta mano que no para de temblar mientras el reloj que tienes en el pecho aumenta las revoluciones... vomitas lo poco que has comido y mañana seguro que llegas tarde, o se va otra mujer, o tu vida sigue sin tener sentido...

Coño! Mejor nos terminamos la botella de un sorbo!

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