No puedo distinguir tu rostro entre miles de máscaras... Estás escondida entre los colores de un millón de medias verdades... Soy un espectador solitario en el gran musical de la vida, porque te has desaparecido sin rastro en un mar de razones mudas y sin rostro.
Trato de abandonar el teatro, al ver todo el tiempo que he perdido... Hambriento dentro de un festín de posibilidades. Consciente de todo ese vino, que no pude probar... Mientras tu recuerdo sigue manchando mis labios.
¿Y a quién puedo culpar, sino a mí mismo?
Para aguantar las noches que vienen, que se vislumbran largas y frías.
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