Que no van a sostener mi mano cuando lo necesite, que no van a abrazarme cuando el espíritu se me esté cayendo a pedazos. Que no siempre tendré los besos que calman el alma o las palabras de aliento para seguir adelante.
Porque toda esta crisis en la que tuve que deducir que no eras tú, que siempre fui yo... también me ayudó a crecer.
Y vaya que está bien, te solté, pero jamás olvidé que te quise, que no fue un error, fuiste de gran ayuda para saber cómo volver a estar de pie...

No hay comentarios:
Publicar un comentario