Porque sin importar el lugar de la cita, siempre se daban
placer y daño,
y la cosa terminaba primero por las nubes,
después en el aire, y al final en tierra.
A veces su cuerpo caía por sí mismo.
Otras era necesario
tener paciencia.
Y enrollar la cuerda atada al tobillo,
como globo unido a otro globo grande que regresa.
como globo unido a otro globo grande que regresa.
Daba igual.
Si aterrizaba suave
o tocaba
suelo de emergencia.
Si aterrizaba suave
o tocaba
suelo de emergencia.
No podía evitar
encontrarse de nuevo: desdeñoso.
Por eso al verla aspiraba hondo.
Acortaba los pasos.
Levitaba.
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