Son cerca de las 12 de la noche y Luis da vueltas en su cama. No consigue relajarse y conciliar el sueño.
Enciende la tele. Apaga la tele. Enciende la radio. Apaga la radio. Se levanta y va hasta la sala. La recorre con pasos pesados una y otra vez, como si fuera un prisionero en su propia casa. Se desploma en el sofá. Se levanta. Regresa a su habitación. Toma el celular y escribe ‘’¿Me extrañas?’’. Envía el mensaje. Aguarda la respuesta que demora cerca de 15 minutos en llegar. ‘’Te extraño como se extrañan determinadas cosas inciertas…’’
Luis lee y relee el mensaje. Se deja caer de espaldas en su cama y pregunta de nuevo: ‘’¿Pero me extrañas?’’.
La respuesta tarda esta vez cerca de media hora en llegar: ‘’De alguna forma diáfana, imagino’’.
Luis responde: ‘’Yo creo que no. Que no me extrañas ni un poco’’.
Y apagó el celular, sin esperar la respuesta.
En otra ciudad ciudad, la chica suspira y lee la categórica e infantil declaración de Luis. Responde, sin embargo, en voz alta: ‘’Siempre fuiste tan tonto que incluso eso de ti llegué a extrañarlo’’ y apaga también su celular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario