A veces parece un vicio el no querer dormir, otras veces es inevitable.
Cuando tu abdomen tiembla de la impotencia y tu mano escribe lo más
rápido que puede las ideas que tu mente vomita por la rabia y por la
desesperación de sentirse insatisfecho con la imagen que te regresó el
espejo,
cómofuequellegamosaterminarasí. Respira, cómo fue, el desorden
de los días, las mañanas perdidas en quién sabe que nube o tras cual
falda, las derrotas anunciadas en versos de Vallejo, o el simple hecho
de saberse perdido en un laberinto de mil y unas noches...
¿Qué coño hago?
¿Cómo arreglo esto.
Respira...
Busca soluciones... es un
circulo vicioso; te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma
guerra contra las sabanas todas las mañanas, no tomas un buen desayuno,
viajas en un estado deplorable, hambriento y lento, respira, llegas tarde (otra
vez) y ya es la tercera falta seguida, entonces te
amenazan, te hacen firmar memorándums al por mayor, te preocupas,
duermes poco y mal, pierdes la misma guerra, etc. etc. etc.
Y si quieres un consuelo,
te ahogas en cerveza, escuchas tus discos favoritos, esos que no sirven
para nada más que ponerte peor, tratas de llegar ebrio a casa... Así que vas por ahí esperando
que se te pase un poco la borrachera o que se disipe tu mente, hasta que
te olvidas de las avenidas, o de los atajos, y saltan dos sombras del
callejón más cercano y se llevan el celular que aún no terminas de pagar, respira,
ya pasó, y se llevaron también la billetera, pero por lo menos no te mataron.
El grandísimo coño de la madre, al día siguiente
se le ocurre a tu jefe abrazarte efusivamente buscando devolverte la
motivación que tenías hace algunos meses y siente
toda la marca que dejó el alcohol en tu cuerpo, y tu mujer se ha ido para siempre
otra vez...
Y en la noche - maldita sea la noche - una mano blanca, de mujer,
se posó en tus rodillas y entregó su boca como un escape, como una salida y las copas fluyeron, pero hasta antes
de las 12 mejor, que mañana no puedes llegar tarde de nuevo...
Lo mejor
sería tomar un taxi para ver si la prisa llama al sueño, y esa puta mano que no para de temblar mientras el reloj que tienes en el pecho aumenta las revoluciones...
vomitas lo poco que has comido y mañana seguro que llegas tarde, o se va
otra mujer, o tu vida sigue sin tener sentido...
Coño! Mejor nos terminamos la
botella de un sorbo!