viernes, 29 de noviembre de 2019

Adicción


He decidido darle nuevos colores a tus orgasmos
y que mi respiración ahí en tu íntima guarida,
sean tu perdición,
una droga necesaria,

el principio de tu adicción.

jueves, 3 de octubre de 2019

5, 15

¿Cuánto tiempo de una noche es realmente importante?, ¿Cuántos días de un mes valieron la pena despertarse?, ¿Cuántos años podemos decir que estuvimos realmente vivos? La fiesta fue tan larga anoche, mientras llegaban los invitados y brindábamos parecía que solo nos habíamos juntado para tomarnos fotos y hacerlas públicas, excepto tú.  Y aunque no se me da muy bien lo de disimular, y nunca sabré si tu sonrisa al descubrirme mirándote es cómplice o nerviosa, podría recrear cada segundo que pasé a tu lado. El licor nunca juega a mi favor, y estoy seguro de que alguien debe haberme descubierto perdido en el arco de tus pies o en la manito que reposas sobre tus piernas mientras bebías pequeños sorbos de exquisitez.

La noche empezó lenta, rituales de rutina y conversaciones genéricas, hasta que tu llegada aceleró el reloj y yo sentía que competía por tu atención, que la quería en exclusiva, y aunque no quería incomodarte, quería también que me mires como yo te miraba, abstraída en el centro de una noche perpetua, desde el arco de tus pies y la manito sobre las piernas.

Es difícil desaparecer cuando todos te buscan y te están observando. Me dijeron tantas cosas que olvide al instante, el tiempo se malgasta en las manos de quienes no piensan lo que dicen. Pero tú no, cada palabra contó, cinco minutos y quince segundos que me regalaste en exclusiva, desde el primer momento sabía que sería cotidiano y asombroso, que podría escucharte hablar de cualquier tema, que todo lo que había dicho era un ensayo para ese momento, que con suerte podrías escucharme, que quizás el amor te podría encontrar incluso después de haberte casado.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Entre líneas...

Ella dijo algo, no sé muy bien qué, pero ella mencionó algo. Entre tantas líneas y entre tanto ruido, ella soltó algunas palabras que nunca llegué a entender, pronunció algún murmullo y luego continuó con la charada que jugábamos esa noche y que yo nunca llegué a entender. Yo estaba tan perdido en mi discurso, haciendo malabares con las palabras y con las citas de autores desconocidos, mientras ella jugaba a adivinarme el pensamiento y se adelantaba a mí, lo suficiente como para mencionar unas palabras lejanas que nunca alcancé  a escuchar, que quedaron flotando entre nosotros, listas para que cualquier buen cazador las atrapara, aunque a mí se me escapaban entre los dedos.  
 
Ella calló algo que quería gritar, y yo nunca tuve palabras para rellenar nuestro silencio, ni para tentar a su lengua o ablandar su corazón. Y al final de la noche más larga de ese año, nadie mencionó las palabras escondidas bajo los argumentos, ni buscamos en la sombra del otro el final de todos los silencios.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Yo...

Esto que ves soy yo, ni más ni menos. Un pedazo de ser, un trozo de humanidad, un puñado de risas, una cuota de insensatez, un pedazo de calidez.

Esto que ves soy yo. Un hombre a veces niño, a veces espacio, a veces infinito, a veces pasión, a veces libertad, pero siempre en crecimiento.

Es todo lo que tengo, todo lo que soy

no es mucho pero...

domingo, 10 de febrero de 2019

Perder o encontrar...?


¿Qué es más hermoso? ¿Amor perdido o amor encontrado? No te rías de mí, amor. Lo sé, soy torpe e ingenuo, cuando hablo de sentimientos. Me hago preguntas que parecen salir de una canción. Esta duda me abruma y me corroe. 

Encontrar... o perder?

A mi alrededor, la gente no deja de desear. ¿Han perdido o encontrado? No lo sé - Un huérfano no tiene forma de saberlo. Un huérfano crece sin el primer amor, el de mamá y papá. De ahí su torpeza, su ingenuidad.

Me dijiste, de vacaciones en esa playa: "Puedes acariciar mis piernas". Pero no lo hice. Aquí está el amor perdido. Por esa razón, a partir de ese momento, nunca dejé de preguntarme dónde has estado... 

y dónde estás ahora...

Tú, el resplandor de mi juventud fallida, ¿has perdido o encontrado? No lo sé... Y nunca lo sabré. Ya ni recuerdo tu nombre, mi amor. Y no tengo la respuesta. Pero me gusta imaginarlo así... Al final no tenemos otra opción...

Tenemos que encontrarla.

sábado, 9 de febrero de 2019

En la cuerda floja

Ojalá te atrevieras a cruzar ese puente, a escribir o gritar mi nombre en la oscuridad.

Tengo tanto  miedo de estar equivocado que no podría moverme ni un centímetro en falso esta vez. Mi cuarto está al borde de un precipicio y yo salto más fuerte cada mañana, sé que voy a caer a un costado muy lejano del tuyo pero no sé si es lo que quiero.

¿Qué hacer cuando volteas la mirada y no te gusta la senda tras de ti?

¿He fallado tanto que no puedo borrarlo?

Aunque es cierto que siempre estuve medio perdido, pero sigo saltando, y solo he llegado empujado por los minutos de tantos días iguales y cortos. El año pasado ha sido tan desastroso y se ha ido tan rápido, entre brinco y brinco, que siento estar arrastrando un paquete de decepciones en el bolsillo esperando explotar al contacto con el viento, en el lugar donde más haga daño, sin diferenciar inocentes de culpables.

Ojalá me fallara la memoria y olvidara recordar los errores que he cometido en la ruta, ojalá solo tuviera que seguir saltando, sin enfrentar mis fallas y aprender a tolerarlas así como acepto la de los que me acompañan, ojala pudiera dejar de acercarme al vacío y perdonarme tantos errores como los que te he perdonado a ti. 

Y ojalá te atrevieras a cruzar ese puente, a escribir o gritar mi nombre en la oscuridad.

lunes, 28 de enero de 2019

Letras inconexas...


Sólo quería escribir, sin tanto que poner, con con mucho que decir… son tan sólo unas líneas tímidas que quieren expresar el gusto de andar amándote un rato más… Ya sabes, cuestión de dejar que las expresiones se escapen de mis manos, que me encante buscar tu sonrisa, el breve mirar entre segundos escurridizos…

Expresiones que nos vayan haciendo partícipes de melodías amables, de bailes mentales, poesía que se recita a la distancia de la cobardía, suficiente como para no hacerte escuchar mi latido delator.

sábado, 26 de enero de 2019

La eternidad...


El amor no es eterno, el amor busca la eternidad, y a veces te la da. El amor reza por perpetuidad en tus ojos, camina hasta el infinito de tu mano y escucha al universo latir dentro de tu corazón. El amor engaña al tiempo rellenando el espacio entre las manecillas del reloj. 

Escapa de  la muerte en tus recuerdos y derrota al miedo en cada paso que das contra tus instintos. 

El amor busca la trascendencia en lo cotidiano, escapa de lo superficial y se juega la vida en pequeñas batallas habituales. El amor pasa de la rutina, está después de las 24 horas del día, está después del sexo, está al final del calendario, cuando no hay autos, efectivo, viajes, carteras, rostros deslumbrantes, anatomías perfectas...

Cuando sólo quedan dos almas que conversan en la eternidad. 

viernes, 25 de enero de 2019

Calles...


Todas las calles guardan un secreto, sobre todo las calles donde crecí, aprendí y olvidé las cosas que me quisieron enseñar, como mis viejas callecitas de la adolescencia donde alguna vez terminé mal una pelea o el portón de la casa donde fallé tantos goles imposibles. Todos los caminos se vuelven a pisar dos veces en la vida, ya sea por voluntad propia o por algún pretexto perdido en las excusas de la rutina que hoy me hacen volver. Todas mis calles guardan un dolor, como el umbral de su puerta, por donde pasaba cada mañana para esperarla salir con el cabello recién bañado y su falda a cuadros muy pequeña, mientras yo ensayaba una mueca de casualidad tratando de convencerla todos los días de que teníamos el mismo destino, que íbamos al mismo sitio, y que no me molestaba desviarme 30 minutos diarios de mi ruta para pasar a la misma coincidente hora por su casa.

Hay algunas canciones que le recuerdan rutas a nuestros pies, como esa versión que hace Andrés Calamaro del "Volver" de Gardel. Y no fue a propósito, lo juro... fue culpa de mi iPod, y ya luego no pude evitarlo, bajarme en ese viejo kiosko donde antes solía leer los encabezados sin comprar nada, pasar por la nueva fachada de mi antiguo hogar, revisar los escondites infalibles a la hora del juego, buscar algún rastro de mi rayuela en la acera. Seguir directo mi camino ritual hasta su casa, mirar de reojo la silla donde la espere, entrar a la panadería desde donde vigilaba que se abriera su puerta y saliera para dejarme acompañarla en ese camino etéreo y tartamudo que duraba algunas horas para mi, pocos minutos para ella, donde quizás algún día me atrevía más y fingía tropezarme torpemente para caer a su costado, o inventaba que tenía algo en el cabello para poder desenredar un rayo de sol matutino que se le había quedado prendido en un costado. O la esquina donde quizás se me ocurrió invitarla por primera vez al cine con el poco dinero que siempre logro que me sobre, o la curva donde quedó escondido mi miedo a morir desangrado en sus pies diciéndole que solo vivía para ella, para acompañarla en las mañanas y soñar todas las noches planeando el día siguiente.

Así los vientos de otros tiempos mejores cambiaron nuestros rumbos, hasta que esa canción me trajo hasta aquí, por aquello de volver, y entre que compraba una empanada de esas que comía en esos días cuando se tardaba en salir, la versión de Calamaro en mis oídos seguía sonando y quizás tenía razón, y tal vez veinte años no son nada, y podría demostrarle a la vendedora que me había reconocido con lástima que no es tan malo vivir con el alma atrapada en un recuerdo, y que ya no tengo miedo del encuentro, que ya no quiero torturarme todas las noches con futuros inventados y castaños, quizás, quizás aun hay esperanzas...

jueves, 24 de enero de 2019

Bella


Yo me enteré tarde de tu belleza, te vas a reír, pero creo que si no lo hubieran comentado mis amigos no me habría percatado. Al principio dudaba, pero sus argumentos eran muy convincentes, y tus ojos tan transparentes. Con los años y nuestros días, la gravedad de tu hermosura me fue absorbiendo y ya no podía hacer más que mirarte, esperar y mirarte, escuchar y mirarte, ceder a tus certezas y robarme el tiempo que me faltaba para regalártelo.

Fuiste tan bella todos esos años, en todas las distancias, en la cercanía y en la conversación, al extremo de la línea telefónica o cruzando calles a mi lado. Nunca te lo dije, no me gusta decir obviedades, nunca te solté ni un piropo, porque me es fisiológicamente imposible, no creas que andaba por ahí recitando al oído cosas que no te decía a ti...

Ninguna otra mujer merece ser llamada hermosa mientras tú vivas.

miércoles, 23 de enero de 2019

(Tu voz)

Entré a la operación cerca de las 3 de la tarde, recuerdo estar en una sala, mientras me preparaban, sintiéndome feliz de que el último rostro conocido fuese el tuyo. Haber visto tus ojos mientras se cerraba la puerta me daba fuerzas de pelear, para volverme a encontrar esa mirada frente a mi. 

Nunca te lo dije, pero eras lo último que pensé mientras hacía efecto la anestesia y la conciencia se diluía en una textura nebulosa que me apartaba de mis sentidos. Pero estaba listo para el proceso, tenía una estampita de Jesús de la Misericordia debajo del gorro y tu mirada en mi centro. Gracias a ambas sobreviví.

Quizás no lo sabes, pero tu mirada lo abarca todo... Está llena de sueños (cumplidos y por cumplir), de planes... de juramentos... de Luis Pablo; dentro de tus ojos está reflejada eternamente la sonrisa de tu hijo... y de Dios

Tus ojos son una muestra tangible de la belleza perfecta de la creación divina.

Recuerdo la imagen de tu rostro hasta desaparecer mi conciencia en la paz más absoluta... Protegido por Jesús de la Misericordia y por el deseo de regresar a ti, para juntos hacer un mundo feliz para nuestro hijo, haciendo realidad su deseo más profundo.

La verdad es que no tengo manera de calcular cuanto tiempo estuve "ausente"... Solo alcanzo a recordar como se iba aclarando el tatuaje visual permeable de las luces del quirófano en mis párpados. La distribución geométrica de los círculos brillantes y difusos que me hicieron compañía por un tiempo sin medidas... Mientras, poco a poco, se hacían más detallados y, que por alguna razón, me refonfortaban... Y... de repente... una voz.

Recuerdo la voz de mi hermano echando broma sin poder evitar sonreír, no sé si externamente se notaba... Pero reía con sus ocurrencias tan típicas... Hasta que se movió mi mundo... Como se movía siempre desde que te conocí... Era tu voz... Recuerdo perfectamente lo que me dijiste, con lujo de detalles...

Esas palabras mágicas me salvaron... Me indicaron el camino por donde seguir a travéz de la niebla espesa... Tenía que regresar a ti, regresar a esa promesa que me hiciste en medio de los sonidos de las máquinas que me ayudaban a controlar la respiración en ese momento y medían mis signos vitales... Los aparatos me mantenían vivo, pero lo que me dió la voluntad para seguir fuiste ... 

El sonido de tu voz... y la luz del faro de tus ojos me llevaron a salvo a la orilla...

Y nunca tuve miedo...

jueves, 17 de enero de 2019

Batallas...


*La literatura te permite ganar batallas perdidas...

Ahora en este este espacio vacío vienen líneas como soldados de batallones a preparar mi primer ataque. Ya sabes, el silencio y el resguardo fue necesario después de la última derrota que me dejó apenas con un poco de respiro. Ahora vienen, ya los escucho. Entre cantos y versos desfilan a lo lejos, preparados para lo que les diga. Airosos saldremos ahora de esta nueva batalla. Ha habido tiempo para planear mejor las cosas, entender de los errores, valorar los aciertos y continuar, siempre continuar.  Sin embargo, si me ves, ahora cargo con algunas cicatrices, he perdido dos dedos de la mano derecha, la vista no es la misma de antes y quizás algunos dirán que tengo un leve cojeo, no obstante, he tenido tiempo para crear este territorio nuevo y explorar sus calles y pasadizos, escuchar a los extraños, el respiro lento y pausado de los ancianos y los gritos alocados de los niños.

He tenido  tiempo para crear las bancas en donde suelo sentarme y así ver aquellos escapes del sol o coqueteos de la luna. De crear el malecón que siempre me permitió conversaciones prolongadas entre amigos. Ahora con este nuevo batallón de líneas solo queda dar el primer ataque.

La espera es buena aliada cuando no tienes muchas herramientas, sin embargo no es buena si ya cuentas con ellas. Así que no hay vuelta que dar es mejor salir de una vez y lanzar nuestro mejor ataque.

domingo, 6 de enero de 2019

Vicio...

A veces parece un vicio el no querer dormir, otras veces es inevitable. Cuando tu abdomen tiembla de la impotencia y tu mano escribe lo más rápido que puede las ideas que tu mente vomita por la rabia y por la desesperación de sentirse insatisfecho con la imagen que te regresó el espejo, cómofuequellegamosaterminarasí. Respira, cómo fue, el desorden de los días, las mañanas perdidas en quién sabe que nube o tras cual falda, las derrotas anunciadas en versos de Vallejo, o el simple hecho de saberse perdido en un laberinto de mil y unas noches...

¿Qué coño hago?

¿Cómo arreglo esto.

Respira...

Busca soluciones... es un circulo vicioso; te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma guerra contra las sabanas todas las mañanas, no tomas un buen desayuno, viajas en un estado deplorable, hambriento y lento, respira, llegas tarde (otra vez) y ya es la tercera falta seguida, entonces te amenazan, te hacen firmar memorándums al por mayor, te preocupas, duermes poco y mal, pierdes la misma guerra, etc. etc. etc.

Y si quieres un consuelo, te ahogas en cerveza, escuchas tus discos favoritos, esos que no sirven para nada más que ponerte peor, tratas de llegar ebrio a casa... Así que vas por ahí esperando que se te pase un poco la borrachera o que se disipe tu mente, hasta que te olvidas de las avenidas, o de los atajos, y saltan dos sombras del callejón más cercano y se llevan el celular que aún no terminas de pagar, respira, ya pasó, y se llevaron también la billetera, pero por lo menos no te mataron.

El grandísimo coño de la madre, al día siguiente se le ocurre a tu jefe abrazarte efusivamente buscando devolverte la motivación que tenías hace algunos meses y siente toda la marca que dejó el alcohol en tu cuerpo, y tu mujer se ha ido para siempre otra vez...

Y en la noche - maldita sea la noche - una mano blanca, de mujer, se posó en tus rodillas y entregó su boca como un escape, como una salida y las copas fluyeron, pero hasta antes de las 12 mejor, que mañana no puedes llegar tarde de nuevo...

Lo mejor sería tomar un taxi para ver si la prisa llama al sueño, y esa puta mano que no para de temblar mientras el reloj que tienes en el pecho aumenta las revoluciones... vomitas lo poco que has comido y mañana seguro que llegas tarde, o se va otra mujer, o tu vida sigue sin tener sentido...

Coño! Mejor nos terminamos la botella de un sorbo!

A ti...

Te extraño como se extraña esa inocencia de cuando eras niño. Como se extraña el café hecho en casa cuando estás de viaje, como se extraña ese rincón favorito que ha sido ocupado por algún desconocido,  como ese libro que tanto disfruté leer y ahora he terminado. Te extraño como ese olor que tanto amaba cuando era pequeño y ahora está casi olvidado. 


Te extraño con esa añoranza de saber que te has ido y no volverás nunca.