viernes, 1 de abril de 2016

Una malagueña en el Caribe... (Continuará)


Escapado con sus amigos se fueron de vacaciones a la isla de Puerto Rico… su intención era la de conocer el país más allá de las postales turísticas y los sitios diseñados para el confort del visitante… querían recorren su esencia y su historia de antiguos piratas, guerras en el mar, pólvora y ron.

Fue en el hotel cuando la vio por primera vez, era española, fácil de saber por su melodioso acento andaluz.

Sus expresivos ojos avellana lo hipnotizaron… no le habló, pero no se la sacó de la mente… al regresar de una visita a un viejo cementerio francés, decidió tomarse una copa antes de irse a dormir, mientras sus amigos se fueron a una discoteca cercana… estaba tranquilo disfrutando de su cerveza cuando una voz femenina pedía un coñac… al voltear era ella, la chica española… se sentó a su lado… le ofreció un poco de maní y comentó sobre lo agradable que estaba el ambiente… ella sonreía… casi sin darse cuenta estaban inmersos en la más agradable de las charlas… como si se conocieran de años… ella hablaba de su Málaga natal y él viajaba en el paisaje surrealista que producían las pinceladas del viento caribeño en sus cabellos… allí estuvieron casi hasta el amanecer… se despidieron, luego de ponerse de acuerdo para viajar por la isla esa tarde.

Se encontraron en el lobby y partieron… cuando sus amigos lo fueron a buscar a la habitación ya no se encontraba… los dos eran libres… de conocer y conocerse… en su afán de descubrir sitios interesantes llegaron a una playa cuyo difícil acceso la hacían casi solitaria… era una pequeñísima extensión de arena, de aguas quietas y cristalinas, detrás se erigía una montaña casi vertical, fue muy complicado bajar hasta allí, pero ¿qué impide a dos jóvenes aventurarse?... hablaron todo el día… reían… el exterior era un simple sueño, no existía… sólo había arena y sal en el universo… 

El tiempo voló sin saber y en un segundo el atardecer apareció… el taxi que los iba a recoger a determinada hora se había marchado ante su ausencia… decidieron caminar hasta un pequeño poblado que estaba cerca, lo habían visto al pasar…

Al llegar allí se encontraron con la sorpresa, agradable además, que eran las fiestas del pueblo… por lo que disfrutaron, bailaron, degustaron la gastronomía típica de la región, bebieron, en fin vivieron… fue en una plaza que los sorprendió su primer beso, la pasión los empujó más y más hasta caer acostados encima de un automóvil que estaba estacionado… los besos continuaron bajo una luna llena inmensa, a ritmo de danza, mezcla de tango y flamenco… allí los descubrió la mañana, dormidos sobre aquel automóvil, en ese ambiente olor a flores silvestres… al regresar al hotel se separaron con la promesa de verse esa noche… pero no pasó… el destino no lo permitió… no se despidieron… sin direcciones ni teléfonos… no hubo un último beso…
 

Por cierto tiempo él no pudo sacársela de la cabeza, pero sabemos que es, precisamente, el tiempo quien lo cura todo… y lo hizo.

Nuevamente los amigos decidieron hacer otro viaje, ésta vez al viejo continente… específicamente a la madre patria España… partieron justo al día siguiente de que la olvidara definitivamente… igual que la ocasión anterior, iban a pasar de visitar los lugares turísticos convencionales, querían conocer la verdadera España, la que tiene aroma a vino, sudor y sangre… partieron hacia el sur de la península… 

En un poblado, de calles empedradas y casas centenarias, entraron a una tasca a tomar unos tragos… el olor del jamón impregnaba el ambiente… la música sonaba desde una vieja rockola… pasiones, amores y despechos flamencos se fundían con las notas… una súbita emoción le empezó a oprimir el pecho al joven... no sabía lo que era, mejor dicho si, en el fondo lo sabía, pero no precisaba qué era… mariposas infinitas bailaban en su estómago… ¿sería efecto del vino?... un minuto de silencio en la música… cambio de discos… de repente una canción conocida… “La Malagueña”…

Y se acordó…

Como un huracán llegaron los recuerdos, las pasiones, la nostalgia… en ese momento lo tomaron del hombro y una voz con melodioso acento andaluz le dijo; "Sabía que nos reencontraríamos cuando estuviera sonando esa canción"

Continúa en http://imagenes-escritas.blogspot.com/2016/05/en-el-viejo-continente-continuacion-de.html 

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