martes, 12 de abril de 2016

La Ventana

- "Estoy segura de que vi a alguien en la ventana!"- aseguraba ella, fumando desesperada su cuarto cigarrillo en fila, entre aterrada e impotente ante la incredulidad de su marido.
- "Es imposible cariño, estamos en el último piso de un edificio de más de veinte niveles, nadie puede estar asomándose aquí"- le replicaba él.

Pero lo había visto, juraría que lo había visto... un hombre con expresión angustiada, trémulo, pero sin apartar la vista de la suya, su marido aseguraba que estaba soñando, esa madrugada fría era propicia a eso, especialmente por lo eventos de la noche anterior.

No había querido matarlo, pero los tragos y el trasnocho habían aletargado sus reflejos al punto de no darle tiempo de esquivar aquel ser solitario que caminaba en medio de la niebla.

Todavía podía ver las marcas del rostro en el vidrio empañado de la ventana, con mezcla de culpa y rabia... rabia contra su marido por no creerle, o no importarle; contra el estúpido que se le ocurre caminar a esa hora por una calle tan peligrosa y contra ella misma... por no poder olvidar.

- "Esta bien! Déjame revisar!"- dijo el hombre resignado, no tanto como para darle gusto o tranquilidad a su mujer sino para que lo dejara dormir tranquilo.

Abrió la ventana con un gesto burlesco hacía su esposa, señalando el vacío imposible de albergar una amenaza, menos de un hombre o un fantasma, como le había dicho usando el tono infantil que ella odiaba, ya que hacía tanto frío que seguro en sus ropajes espectrales no aguantaría mucho afuera de la ventana... Estaba a punto de una nueva broma cuando una fuerte ráfaga de viento entró violentamente a la habitación, creando un remolino de ropas y papeles, tanto que la mujer tuvo que hacer un esfuerzo enorme para permanecer en la cama. Se refugió debajo de las cobijas como pudo y permaneció allí por unos minutos, hasta que todo se calmó.

Cuando ya estaba segura de que había pasado salió de su improvisado refugio para encontrarse que estaba sola en la habitación...

Llamó, gritó a su marido pero no hubo respuesta... sólo silencio. Corrió por todo el apartamento y no encontró rastros de él, salió al pasillo y tocó desesperada en las puertas de los vecinos, pero nadie salió. Bajo al lobby y no encontró a nadie, ni al vigilante, ni al portero, ni a los conserjes en su habitación... simplemente a nadie.

Trató de abrir la puerta del edificio pero estaba cerrada... estaba sola.

Desesperada fue de piso en piso a tocar en cada uno de los apartamentos, pero nadie salió, no hubo respuesta. Sin casi darse cuenta se encontró a sí misma en su propio hogar, sola. Ya la desesperación había pasado a dejarla en una especie de estado shock... se sentó unos minutos en la sala a fumar un par de cigarrillos intentando calmarse para tratar de entender la situación, en ese momento escuchó un ruido en la habitación, sobresaltándola pensado que era su marido y esta experiencia no era más que una terrible pesadilla.

Pero al llegar a la habitación no encontró a nadie... buscó por todos lados y no había ni la más mínima señal de su esposo. Por un acto reflejo miró otra vez por la ventana para encontrarse con algo que le heló la sangre...

había algo escrito...

al acercarse pudo leer en el vidrio empañado una frase que decía: "por lo menos yo no estoy solo, pero tú si"

Y gritó... y gritó... pero nadie la oyó...


y se quedó gritando, sola... para siempre.

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