Una niña llega del colegio... son
apenas 11 años de vida... entra a la casa (como todos los días) corriendo,
gritando, cantando, iluminando todo a su paso... lástima que no hay nadie que
disfrute eso, su papá está todo el día en el trabajo, procurando darle lo mejor
a su familia; a su madre se le pasa el tiempo entre salones de belleza y
reuniones sociales, tranquila porque sabe que contrató la mejor niñera que el
dinero puede pagar.
La niñera, a su vez, se encierra a esa hora a ver su novela
favorita (y por supuesto no se le puede interrumpir)... la niña se prepara su
almuerzo ella misma (que orgullo! que independiente es!)... lava los platos y
se sirve un helado de chocolate...
Suena el timbre, pone el helado en la mesa y
sale saltando a ver quién es... un carro parado en frente, un hombre en la
reja, una dirección solicitada... la niña no entiende bien el dibujo en el
papel...
- "abre la puerta para explicarte mejor"
Bendita sea la
inocencia de los niños (por supuesto que hay que ayudar al pobre señor)... un
auto que arranca... la niñera sufre al ver que el protagonista no se decide a
pedirle matrimonio a su amada... (aliento a cigarro y cerveza)... cerca... más
cerca... dentro...
Quién sabe por cuanto tiempo estuvo la casa abierta sin
nadie allí... un auto se acerca... silencio... un auto que se aleja...
silencio... una puerta se cierra... alguien entra a la casa... la niña
nuevamente... pasos que corren... pero ya no hubo más sonrisas, ni cantos, ni
luz... ni niñez... lágrimas en los ojos... brazos marcados...
En ese momento el
padre está en un restaurante con su asistente en una reunión "estrictamente de
negocios"; su madre se arregla las uñas con una cara pintura francesa; la niñera
llora al ver a la heroína de la novela ir presa por un crimen que no
cometió...
Mientras en la mesa de la cocina un helado de chocolate se
derrite...
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