Siempre tomas una parte de alguien en los conflictos que narras en tus escritos. Pero siempre, siempre hay, irremediablemente, una de las partes, que es la tuya. La que te pocisionas. Eso hace, que al final, en realidad un escrito en el que estás hablando de un total extraño, de un ser que ni siquiera conoces, o con quien no simpatizas, hay algo de ti allí... Hay algo... dejas, realmente, tu opinión al respecto, dejas tu reflexión.
De tal forma que, en realidad, en todos los escritos
acabas hablando de las cosas que a ti de verdad te tocan.
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