Las gotas de lluvia
caían lentamente sobre su rostro mientras el ruidoso silencio de la
ciudad inundaba sus entrañas. Tenía frío, pero no le importaba. Su mundo
entero se paralizaba con el sonido de cada campanada, pero él solo
podía pensar en su mirada.
Nunca llegó a responder...
y a él, finalmente, dejó de importarle...
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