Parece ilógico querer escribir sobre el amor cuando lo has
perdido… Pero no es así, he perdido una relación, pero el amor sigue allí,
intacto, imperecedero y sempiterno.
Si, nos hemos dejado… entre miedos y dudas, preguntas sin
respuestas, incomprensiones… silencios que quemaban y parecían eternos… ceguera
a las razones… pánico… falta de segundas oportunidades y equilibrio… pero el
amor no murió… el amor verdadero no muere… Decía Sócrates que “el amor es de
quien lo da, no de quien lo recibe”… y si eso es cierto en esta historia
todavía queda mucho.
Hace más de 15 años te conocía... cambiabas mi mundo para
siempre… desde ese día he guardado involuntariamente en mi disco duro todo lo
referente a ti, tus gustos, tu voz, tu risa, miles y miles de vivencias y recuerdos
compartidos que saltan como un merodeador nocturno en todas las actividades
diarias, comunes y rutinarias de mi vida. Algo tan aburrido y cotidiano como
caminar para ir a trabajar se convierte en una aventura donde trato de esquivar
inútilmente tus recuerdos. Desde el cartel de Century 21 colgado en la ventana
de una casa indicando su disponibilidad inmobiliaria, hasta las canciones
escogidas con precisión quirúrgica por la mano del destino en mi iPod con el
único propósito de llevarme a un lugar sagrado donde coincido contigo y
recuerdo que por breves instantes tuve la dicha de compartir tiempo y espacio
contigo. Y recordar que la felicidad existe… y que dura lo que uno quiera que
dure, la felicidad es interna… en estos días tan duros he aprendido que si
coincidí contigo en algunos momentos de mi existencia era para aprender a verme
en un reflejo como realmente soy, sin máscaras… Resonando contigo me he
conocido… Me he dado cuenta del inmenso valor que tengo como ser humano, único,
fuera de serie…
Me acercaste a Dios… y no hay forma en que pueda estar más
agradecido por tu existencia… algún día tus ojos verán la verdad sin la
película velada del rencor infundado, del miedo por ignorancia, la decepción
impulsiva y de las decisiones desacertadas por el propio miedo y las malas
experiencias…
y te vuelvas a conectar con tu humanidad.
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